4/28/2006

Espada de Gedeon

Terminó de secarse la cabeza con la toalla, y la tiró al suelo. Ya tenía puestos los vaqueros y estiró la mano hasta la funda de su Star P30 que colgaba en una percha.. Se preguntó qué clase de trabajo es aquél en el que dejan llevar un arma a un hombre que acaba de pasarse una hora llorando en la ducha. Llorando de miedo, de rabia, de pena y de impotencia. Demasiados sentimientos a la vez. La cabeza le daba vueltas demasiado rápido, era incapaz de concentrarse ni tan siquiera un par de segundos en un pensamiento, antes de que otro se colara en su cabeza..

Suspiró profundamente, sacó la Star de su vieja funda, y la amartilló. Comprobó que había bala en la recámara, y por unos instantes, la sostuvo en su mano, dubitativo.. Sopesó el arma, y volvió a mirar la bala de la recámara... Algún día, esa puta manía suya de llevar una bala lista, le jugaría una mala pasada, era cuestión de tiempo, pero no pensaba dejar de hacerlo.

Salió del baño, se puso la primera camiseta que encontró encima de una silla y que no parecía tener manchas demasiado evidentes, apuró el café que se había dejado olvidado en la cocina, mientras revisaba el equipo de fotografía que tenía en su mochila Lowepro. Se aseguró de que su querida Nikon tenía la batería cargada, y de que llevaba el 400 mm. Se puso la mochila al hombro, y salió de casa.